¿Hasta qué punto somos tolerantes?- BE THE LIGHT



¡Hola!
Hoy quería compartir con ustedes una reflexión que nos han pedido como tarea en clase. Creo que quizás puedas llegar a sentirte tan identificado como yo, y tal vez terminemos gritándolo al mundo.

Después de que hayas visto el contenido audiovisual, te invito a seguir leyendo aquí: 

El vídeo nos presenta una realidad con la que muchos jóvenes (y digo jóvenes porque somos los que sufrimos con más frecuencia este tipo de situaciones) seguramente nos hemos encontrado si nos declaramos, en nuestros círculos, practicantes de cualquier religión. 
Si eres cristiano, es muy posible que, como la chica del video o como yo, te habrás sentido incómodo, y en alguna ocasión, 'atacado' de alguna forma por las personas a las que te has presentado o les has comentado tu fe. Pues bien, si esto es así, estoy segura de que este discurso te ha hecho sentirte identificado, y tal vez, habrás puesto palabras o adjetivos a tus propios sentimientos a partir de lo que has escuchado.

Los autores (porque son varios) de este contenido hacen una crítica clara y directa sobre la realidad de muchas personas que viven día a día tratando de 'buscar' el respeto del que tanto se habla. Ya desde las esferas más altas de la política, muchas veces sentimos el rechazo y la discriminación a los que profesamos una fe (últimamente, y en especial, la Católica). 
Pero sinceramente, ¿me afecta a mí directamente cuando un político de izquierdas prohibe la procesión tradicional del santo patrón de un barrio en el norte de España? Quedaría muy bonito si dijera que sí, pero no sería cierto. En cambio, cuando alguien de mi clase o de mi instituto me juzga, me critica, e incluso llega a burlarse de mi por llevar una cruz al cuello, ¿qué quieres que te diga? Sí me afecta. 

Como repiten varias veces en el video, se habla mucho en los últimos tiempos sobre el respeto, la tolerancia, la libertad de expresión y de pensamiento. Tenemos manifestaciones de todo tipo, en contra o a favor de diferentes ideologías. Se habla de colectivos que EVIDENTEMENTE necesitan protección y visibilidad. Se habla de minorías que POR SUPUESTO merecen urgentemente alguien que de la cara por ellos. ENTIENDO y APOYO estas iniciativas que SÉ que pueden CAMBIAR la SOCIEDAD INJUSTA en la que vivimos. Sin embargo, esto no deja de preocuparme. 
Yo, una chica de dieciséis años, en pleno siglo XXI, con unas ideas más o menos claras; una chica, en definitiva, que podríamos denominar 'normal', si me permiten el adjetivo, ¿no merezco el MISMO respeto que se tiene por una chica que se manifiesta en contra de la homofobia o una chica que simplemente se declara atea, por el mero hecho de que yo creo en Dios? 

Puede que no tenga razón con respecto a mi fe. Siempre lo digo: me encantaría mantener diálogos CIVILIZADOS con cualquier persona que no comparta mis opiniones, sé que tengo mucho que aprender y esa es una de las mejores maneras. Sin embargo, si vienes y me insultas, me señalas con el dedo, me haces preguntas acusativas sin parar y sin dejarme responder a ninguna de ellas. Si llamas a tus amigos para comentarle que soy cristiana y que creo en Dios como si estuvieras hablando de un nuevo mono que ha llegado al zoo. Si me tratas como si fuera estúpida, tonta, o simplemente me miras como si me hubiesen absorbido el cerebro, lo siento pero no podré defenderme. 
Y da la casualidad de que muy pocas personas darán la cara por mi. 

No por ser cristiana voy a ser homófoba, racista, retrógrada, monja, puritana, mojigata, cerrada, fascista, pedófila o a saber cuantos adjetivos más. De hecho, en mi religión se nos pide, en muchos de los casos, justamente lo contrario. Así que la próxima vez que alguien te diga que cree en Dios o en cualquier religión, no la señales con el dedo y te burles de ella. Párate a pensar si esa persona tiene o no el derecho de ser respetada.



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